Viendo la película "El Orígen de los Guardianes" me emociona mucho pensar en que yo soy una guardiana, la guardiana de mis hijos, como una guerrera defiendo que tenga magia la Navidad, sus dientes, los Reyes, su vida........ yo creo en la Libertad de opinión, pero no concuerdo con los papás que de plano coartan la creencia de esta magia en sus hijos pequeños (menores de 8 años), ahí si de plano choco.
Sé que muchas familias no tienen la posibilidad de amanecer con regalo de Santa o el niño Dios (como le dicen en el rancho donde nació mi papá), ya depende de la magia que cada quien tenga en sus vidas, es como se dará el manejo a estas situaciones en los hijos; se puede mantener un sueño o se puede plantear una cruda realidad donde la magia no existe........... Para mí el que mis hijos crezcan con esa magia les va a permitir tener sueños, y luchar por ellos, por verlos cumplidos, ponerse metas y dar todo de sí por verlas realizadas. Para mí si no hay magia se le pierde el sabor a muchas cosas y no se disfruta la vida igual.
Debemos saber a dónde queremos ir para poder llegar; parte de conocer la meta, comienza con una ilusión, un anhelo, ello va a establecer el objetivo con claridad. Tenemos una gran oportunidad de conocer a través de éstos sueños a nuestros hijos; ellos tienen una ilusión, un sueño, una meta por alcanzar, pero todo ello va más allá del regalo (sobretodo en niños ya mayores de 6 - 7 años), debemos lograr comprender que hay debajo de éste deseo; poder saber qué reacción tendrán nuestros hijos si no ven cumplido éste sueño...... ¿Los frustraremos?; ¿los haremos perder la ilusión?; ¿los volveremos obsesivos con algo que nunca llegará? Creo que ellos deben aprender que ser felices no se basa solo en si les llega o no ese regalo; la vida se compone de muchas cosas más, y a veces se nos cumple el deseo, a veces no. A veces depende de nosotros pero no siempre!! y no por ello llegará de la mano la infelicidad sino la gratitud.
Como papás que gran responsabilidad tenemos al ser éstos guardianes...... que te salgan con que esperan una consola para ese día!! (gran inversión!!!) si se puede pues que tranquilidad, pero si no, es un agobio persecutorio; hay que hablar con nuestros hijos, que valoren el esfuerzo que hacen los guardianes por poder cumplir sus anhelos, no es tan fácil.
Sé de familias donde los Reyes Magos no llegaban, y la explicación a sus hijos era con amor "es que hay familias que necesitan más que tú un regalo", "es que seguramente vivimos tan lejos que no les dio tiempo, pero el año que entra seguro llegan!", "es que como saben que tú tienes mucho amor de nosotros tus padres, prefirieron llevarles un juguete a los niños que no tienen papás"...... es infinito la veces que he escuchado esto, y lamentablemente también lo opuesto. Es respetable reitero, como cada familia maneje la magia en sus hijos; yo sin embargo si la defiendo con todas mis herramientas, esperando algún día ellos lo valoren, lo agradezcan y los ayude a salir de situaciones difíciles. Yo recuerdo alguna vez de niña que sí quería portarme mejor, no hacer enojar a mi mamá y ayudar con alguna buena labor, para que me trajera Santa el regalo que había pedido. No siempre llegaba lo que había yo escrito en mi carta, mas bien creo siempre se equivocaba, pero no por ello me enojaba, al contrario me cuestionaba mucho si me había yo explicado mal para que él me hubiera entendido mal y muy en el fondo sabía que no me había traído lo que había pedido porque me había portado medio mal..... me esforzaba por el año entrante sí sentirme mejor portada.
Ahora la tradición en casa es que Santa deja los juguetes ya listos para usarse, armados, con pilas, en el árbol, sin envolturas............. y los Reyes se divierten mucho escondiendo los regalos en toda la casa....... en todos los lugares menos pensados puede haber un regalo!! es muy divertido ver a mis hijos moviendo todo porque puede ser que algún Rey haya dejado ahí alguna pista. Amo estas tradiciones, y me encanta ver en mis hijos ese brillo de ilusión al creer en la magia.
Recomiendo esta película; me hizo derramar alguna lágrima con Jack Frost y reafirmar que vale la pena luchar por mantener viva la llama de la ilusión.
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